domingo, 8 de septiembre de 2013

El nieto de dios

El nieto de dios

Cómo era tu piel interior, el mundo
Terso, tu vida mía que volaba
Con los reflejos, que velaba
Sus arcabuces.

Hay que oír el grito oscuro
Y el sol nonato como tus amagos, hay
Que ver los signos
De la antigua llama.

Estoy por abrir las puertas, por cerrar
Los ojos y no mirar
Más allá de mis narices, no oler,
No tocar el nombre de Dios en vano.

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