miércoles, 11 de septiembre de 2013

III

III

No es en este volcán que hay debajo de mi lengua falaz donde te busco, 
ni es esta espuma azul que hierve y cristaliza en mi cabeza, 
sino en esas regiones que cambian de lugar cuando se nombran, 
como el secreto yo y las indescifrables colonias de otro mundo. 
Noches y días con los ojos abiertos bajo el insoportable parpadeo del sol, 
atisbando en el cielo una señal, 
la sombra de un eclipse fulgurante sobre el rostro del tiempo, 
una fisura blanca como un tajo de Dios en la muralla del planeta. 
Algo con que alumbrar las sílabas dispersas de un código perdido 
Para poder leer en estas piedras mi costado invisible.

(Fragmento de Densos velos te cubren, poesía)

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