La guitarra
Mástil, clavijero, rosa y puente
y una leve doncella y pensativa:
vihuela, muchacha popular viviente.
Todo es una ley, un entrelazamiento del azar
que desde la humedad del tiempo nace.
Yo voy hacia lo refinado y torno por mi puente
hacia la gran mar del pueblo.
Subo a los mástiles de la bondad, hiero al infiel
y retorno como una siempreviva al seno popular.
Contemplad la dicha incierta, lo inobjetable
y entre la hiel y la muerte y los padecimientos
allí danzan los olvidados, se eterniza su fugacidad.
Y un día seré de todos pero hoy solamente soy
solamente la sangre y la rosa del pueblo como mi boca.
Nicandro Pereyra
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