I
Oh que bien hace recibir de frente
Esta lluvia de estrellas afiladas
Hasta el alma se torna transparente
Y se vuela de mí por las lomadas.
(…)
Árboles, yerbas y montaña han dado
A la brisa su olor, el romerillo
Y el innúmero sol del espinillo
Y los roquedos de cristal morado.
Córdoba toda es un olor salado
Navegando en el fresco vientecillo,
Por veces flauta y otras caramillo,
Pero músico siempre y perfumado.
(Fragmento de Sonetos a Córdoba)
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