II
¡Algarrobo natal, Señor y Padre!
Con estos ojos que el amor habita
Y los otros secretos de la sangre:
Un árbol rey, un árbol sólo, el árbol
Sin edad en el tiempo y en el aire,
A cuya sombra hace doscientos años
A favor de un designio inescrutable
Se fundó mi casona solariega
Sobre la honrada simiente del linaje.
(Fragmento de Cantatas al árbol)
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